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Innovación para la regeneración: Abordando la transición hacia un propósito mayor  

Por: Francisca Petrasic, jefa de desarrollo e impacto de CoLab UC 

Estamos siendo testigos de una realidad cambiante, marcada por la incertidumbre y el riesgo para la humanidad. El planeta reacciona diariamente ante la creciente presión ejercida por la actividad humana, demostrando su capacidad de autorregulación en distintos territorios o lugares, lo que, para nosotros como seres humanos, se percibe como “desastres” naturales. Nos encontramos en un punto de inflexión tanto a nivel global como local, donde debemos cuestionar profundamente nuestro modo de vivir. No estamos respondiendo de manera oportuna a las necesidades básicas de la sociedad y estamos superando de manera alarmante los límites planetarios, lo que está generando cambios visibles e irreversibles a todo nivel. Se evidencia una crisis global que, hasta hace algunos años, parecía distante e inofensiva. 

La crisis sistémica que estamos viviendo, no solo ha perpetuado la desigualdad social en nuestro continente, sino que ha acentuado e intensificado la vulnerabilidad y riesgo de grupos y contextos desprotegidos, haciendo cada vez más urgente adquirir una capacidad de mitigación y adaptación. Pero ¿estamos dispuestos a aceptar un futuro de “desastres” donde el ser humano debe solamente responde y reaccionar a un contexto caótico? 

La innovación social al servicio de la evolución 

La innovación social ha sido uno de los múltiples fenómenos de los últimos años, que ha intentado abordar de manera integral e iterativa los desafíos socioambientales manifestados en distintos territorios y comunidades del planeta. A principios del siglo XX se entendía el concepto como iniciativas que estaban destinadas a aliviar problemas sociales puntuales sin una estrategia sistémica. Luego, a raíz de diversos cambios sociales en los años 70 y 80, se comienza a entender el concepto como una manera distinta de abordar estos desafíos, recogiendo modelos y estrategias provenientes desde el sector privado, hacia la contingencia social.  

Iniciando la era globalizada, la innovación comienza a ver claramente su componente intersectorial, inmiscuyéndose en un entendimiento cada vez más complejo de los problemas sociales, integrando a su vez, distintas perspectivas y enfoques desde el mundo público, privado, desde la academia y las organizaciones sociales. Con el pasar de los años, aquella perspectiva se siente incompleta y se integran los conceptos de co-creación y participación de comunidades y grupos humanos involucrados en la resolución de problemas, volviéndose parte central del diseño de espacios, plataformas, sistemas y estructuras.  

Hoy, el fenómeno busca la sostenibilidad y la justicia socioambiental desde un enfoque global y local, que permite abordar los problemas de un enfoque sistémico promoviendo no rebasar los límites planetarios, e intentando abordar la búsqueda de mejores oportunidades sociales para comunidades, organizaciones y territorios. 

Si bien, entendemos que cada concepto se debe al contexto en el cual ha sido trabajado, desarrollado o co-creado, rescatamos que el fenómeno de innovación social ha sido capaz de ajustarse y responder a los cambios que le anteceden, logrando recoger sus propios aprendizajes de manera gradual y continua, sosteniéndose en el tiempo y abordando distintas dimensiones de los desafíos socioambientales de manera iterativa y simultánea.  

Con qué resonamos como laboratorio 

Actualmente, la sociedad está desconectada de la naturaleza y mantiene una relación principalmente utilitaria con ella, donde el ser humano se ha creído dueño de los ecosistemas naturales y no se concibe como parte de un todo. La regeneración nos invita no solamente a reconciliarnos y profundizar nuestra relación con la naturaleza, si no que nos incita a cambiar nuestros modelos mentales mirando la realidad desde una perspectiva distinta, cuestionando antiguos paradigmas y abriéndonos a fenómenos emergentes.  

Observar una situación o contexto desde enfoque regenerativo implica recoger lo aprendido, recapitular experiencias y avanzar con lo esencial. Debemos ser capaces de cambiar los modelos lineales por entendimientos complejos e integrados, debemos cambiar las lógicas hegemónicas, verticales y estáticas, por propuestas horizontales, flexibles y descentralizadas.  

Debemos comprender y simular la capacidad natural e intrínseca de ecosistemas de restaurarse y regenerarse basándose en la importancia de las relaciones y conexiones virtuosas que existen entre los distintos organismos o partes de un todo. Ampliar el entendimiento ecosistémico de nuestras acciones, en términos de diseño, planificación, ejecución e implementación, considerando intrínsecamente la complejidad de la ecología global y local.  

Cambiar la lógica de competencia por colaboración, permite ampliar las posibilidades de cambio donde no necesariamente alguien tiene que perder para que otro tenga que ganar. Ese antiguo modelo mental, perpetúa dinámicas que se aíslan y difieren completamente de lo que ocurre con los ecosistemas naturales, donde la abundancia, la colaboración y la autenticidad permiten que cada organismo, persona, organización, lugar o cualquier forma de vida, tenga su tiempo, espacio y capacidad de florecer.  

La naturaleza nos invita a aprender de ella, donde no hay un organismo mejor que otro, sino que se coexisten y se benefician mutuamente en sus capacidades, habilidades y destrezas, reconociendo que solo la interconexión entre ellos permite la generación de vida, abundancia y prosperidad para el ecosistema. Desde esta perspectiva, deben convivir las lógicas científicas, disciplinares, económicas y sociales, en conjunto con los aprendizajes intuitivos, sensoriales y ancestrales, recogiendo lo valioso y fundamental de la existencia de ambas.  

Se entiende la regeneración como un proceso continuo de búsqueda de nuestro propio desarrollo y potencial evolutivo, lo que nos hace valorar la diversidad y autenticidad de cada organismo, persona, organización, sector, territorio o lugar. Cada uno posee un potencial inexplorado que debemos reconocer, habilitar y accionar en función de un propósito mayor. 

Comprendemos la necesidad urgente que existe de buscar nuevas maneras de diseñar, trabajar, planificar, habitar, construir, relacionarnos y desarrollarnos, que nos permitan conectar con aquello que resonamos y asumir la complejidad de un entendimiento ecosistémico en cada desafío que nos proponemos. 

Reconociendo nuestro potencial y avanzando en coherencia 

Hoy, estamos inmersos en este camino profundo, que tiene más preguntas que respuestas, donde creemos tener la obligación de poner nuestra experiencia al servicio de un propósito mayor que considere la prosperidad del ecosistema por sobre los impactos o beneficios específicos y/o individuales. Ello nos invita a buscar hacer las cosas de manera diferente, con un enfoque integral que permita poner la vida en el centro en cualquiera de sus formas.  

Nuestra historia y experiencia, nos ha llevado a la necesidad de cambio, donde el pensamiento crítico que nos caracteriza ha cobrado un nuevo sentido y nos permite avanzar promoviendo mayores niveles de colaboración, sinergia y concientización. 

Desde el laboratorio nos encontramos promoviendo plataformas de colaboración, acercando el paradigma de la regeneración a escalas regionales, intercambiando experiencias dentro y fuera de Latinoamérica, facilitando procesos de creación y transformación en personas, emprendimientos, empresas y organizaciones. A su vez, vemos los proyectos como uno de los muchos vehículos creativos de transformación que son capaces de recoger lo que está anidado en los territorios. Muchas veces ello ha sido una apuesta, un riesgo o una invitación a abrazar la incertidumbre, reestructurando las proyecciones, rediseñando los planes de trabajo, incomodando a distintos actores y haciendo las preguntas difíciles. De esta y muchas otras maneras, que aún no hemos explorado, creemos que podemos avanzar en esta mirada ecosistémica, considerándonos parte de un todo mayor.  

Como laboratorio estamos viviendo nuestro proceso único e iterativo de aprendizaje continuo que está lejos de llegar a encontrar su fin o su última versión.  

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